Señor Director:
Oportunamente, dos reconocidos diplomáticos chilenos, han escrito sobre la Diplomacia con Argentina a raíz de una nueva controversia bilateral, jurídica-limítrofe, – algo nada extraño en el largo transcurso histórico con nuestro principal país vecino -, para referirse, antes que nada, a la actual conducción de la Política Exterior chilena, plena de inexactitudes y sinsabores, desde el domingo 11 de marzo de 2018. Así es, en cuanto a su formulación, por parte de quien es, hasta ahora, el exclusivo responsable constitucional – el Presidente de la República -, y a su puesta en práctica, por parte de los ejecutores de su confianza – ¡y ya son tres los ministros de relaciones exteriores! -, en actual gobierno, al que les restan solo muy poco más de seis meses.
José Miguel Cruz Sánchez y Eduardo Rodríguez Guarachi – ambos con vasta experiencia en el relacionamiento bilateral chileno-argentino, habiendo sido el primero, Ministro Consejero en nuestra Embajada en Argentina (1996-2000), y el segundo, destacado Embajador (1994-1998) -, no se pronuncian sobre los contenidos de la referida controversia, quizás, por una sensible y sincera introspección reflexiva, con prudencia diplomática y con sabiduría profesional.
Pero, no me cabe duda alguna que, ellos, como tantos actuales y ex funcionarios del Minrel, diplomáticos y especialistas, una vez más, se sienten invocados a reservarse sus análisis y sus enfoques profesionales honestos, ante el fondo del nuevo affaire, dimanante de una diplomacia chilena ya habituada, en la especie de controversias con nuestros tres países vecinos limítrofes-fronterizos en el siglo XXI, a un actuar casi siempre postfactum, meramente reactivo y tardío.
Lo anterior conlleva, e implica, per se, una debilidad argumental, aunque se intente suplirla, habitualmente, con vanos alardes comunicacionales, bastante dificultosos, obtusos y torpes.
Conceptos, estilos, lenguajes, métodos, oportunidades, procedimientos y realidades inmanentes a toda negociación internacional, más aún en los casos de controversias bilaterales vecinales, parecen ser algo muy ajeno, lamentablemente, a la política exterior de este gobierno terminal.
De allí que, los puntos de vista de los dos autores in comento, son de la mayor relevancia, y un claro llamado de atención, resultando convocantes para un acertado y distinto enfoque en la Diplomacia con Argentina, y cuyo receptor debiera ya ser nuestro próximo Gobierno, a partir del viernes 11 de marzo de 2022, bajo una creativa y nueva conducción de Política Exterior.
Por cierto, no basta que, el Ministro Andrés Allamand Zavala haga sus declaraciones y puntos de prensa desde un patio interior del Palacio de La Moneda, y no en tradicional lugar en el piso 15º, de cercana sede ministerial, con el respaldo del cuadro retrato de ese insigne diplomático y humanista venezolano, Andrés Bello. El que, tanto nos aportó, enseñó y legó para una Política Exterior Chilena con acerado profesionalismo, con anticipación ante los hechos, con iniciativa diplomática y tradición jurídica, especialmente, en nuestras relaciones bilaterales fronterizas.
Jorge Vera Castillo
Analista Internacional